sigo pensando en ti

A veces sueño que eres fuerte y valiente. Me pierdo en la ilusión de que tienes el valor para defenderme, de poner un alto a todo lo que ella dice sobre mí. Pero soñar es un mundo y realidad aparte de lo que es.

La fantasía de que soy mi propio héroe no es más que algo transitorio y pasajero, un producto de un intelecto sin nada mejor que hacer. Te lo di de la mano a consumir y lo consumiste; y te lo creiste.

Me pregunto, ¿por qué sigo pensando en ti? No eres nada. Mi existencia ha sido un océano pácifico; en él he navegado sin sentir el peso de pensar en ti. Y no hasta que te conocí empecé a pensar en ti. Y ahora me quedo pensando en ti.

El tiempo pasa, el vacío aumenta. El estrecho que nos separa, de aquella pareja que fuimos y del yo solitario y del tú con pareja, cada día crece. Y yo, sigo pensando en ti.

Me siento como aquella canción sólo que mi anhelo es el de ser un reducto de marfil – un alcázar que da cara al viento hostil.

Soy la margarita que se marchita, soy el poema escrito con lágrimas y suplicaciones. Soy el hombre reducido a extremos.

Faltan unos segundos, unos cuantos instantes para que deje de creer en ti; me pediste que no dejara de creer en ti en uno de esos momentos en los cuales te sentiste débil y necesitabas de mí. Yo respondí y sigo creyendo en ti como el estúpido poeta que pretendo ser.

«Sentí amor. El mundo se extremeció; la tierra tembló.»

Siento las caricias rozar mi ser. Lentamente traversar mi geografía. Es mi cuerpo quien aún recuerda el toque de tu cuerpo al amanecer. Aunque guardo la memoria de ser con ser.

Soy tan tonto y a la vez demasiado inteligente. Simplemente logro lastimar.

Tal vez deje de soñar, tal vez deje de creer. Sólo es tiempo. ¿Por qué seguir creyendo en un dios falso, en un dios que me renunció sin yo perder la fe? Amén. Y bien que amé ….