léeme los labios, me vale madre

Requiero de valor, de fuerza, de pasión no inhibida. No entiendo porque este miedo, ¿por qué ahora? Puedo yo mismo contra todo. no necesito de nada y mucho menos de nadie. Sé luchar por mí mismo … tengo las armas adecuadas; sólo requiero de la inspiración. Adelante.

Y he dado el primer paso. Pronto sabré lo que me prepara el futuro aunque no creo en el … es una ficción como aquella de que existen almas gemelas. Y me decís, “Eres negativo.” “Hay que ver para creer,” te respondo con una sonrisa en la cara. Soy demasiado inteligente para creer en mentiras que nos inventamos para hacer del mundo un lugar más mágico. Gracias pero no. Soy realista. Creo en la belleza de las estrellas, en la belleza del universo y todo aquello que me deleita al sentido ocular, aquellas cosas eternales que jamás lograré entender al full. El mundo es bello tal como es, no requiere de mentiras ni mitos. Gracias, así estoy bien. Y te lo digo … y te lo reitero, “¡Léeme los labios, a mí me vale madre!”

Necesito valor … valor para seguir. Yo puedo … sólo necesito desearlo. He dado el primer paso … hoy lo he dado. Todos ellos me empujan a hacer algo que, para ser franco y honesto, no siento preparado. Pero quién sabe, quizá en dos meses esté más estable y regrese a ser el mismo de antes. Y te lo digo con una sonrisa “Seré el mismo.”

Hay ángeles en la sangre débil. Ellos me trastornan y me han dejado derrotado, desilusionado … agotado. Pero tuvieron la victoria porque tenía yo la sangre débil. Ahora me arde, circula por todo mi ser. Siento calorcito. Esta vez no. Tengo el sabor a tierra en la boca, tengo el sabor amargo de la derrota, de aquella caída que me ha lastimado tanto como nada antes lo ha hecho. A ellos les sonrío: “Me habéis tumbado, me habéis arrastrado por el fango … pero no me habéis matado. Lo que no te mata, te hace más fuerte.” No planeo ceder, no tengo la intención de dejarles dar un paso más hacia adelante mientras yo doy dos pasos hacia atrás. Les he hecho un favor al dejarles verme derrotado, destruído. Han visto ese aspecto de mí y prometo no dejarles verlo más. Hasta aquí. Fue demasiado. Son inferiores, intelectualmente, emocionalmente y en cualquier otro sentido. Adelante. Estaba débil, me habéis partido en dos en mi momento de debilidad, mas no más.

¿A caso os ofende mi personalidad? Soy un nerd y me encanta. No voy a escupiros en la cara porque no valéis la pena. No valéis un duro. “Léedme los labios, me vale madre.”

Estoy recuperando mi valor, ya he dado mi primer paso. En los próximos días daré mi próximo paso, uno más audaz, uno más yo. Soy lunático y me río de vosotros. ¡Ja!

Como me ha dicho cierta persona: “Juan tú no eres … tú caminas como alma libre. A las personas les molesta esto. Tú no eres como ellos, eres diferente. Les lastima … y te hieren porque no soportan verte así, feliz en tu abnormalidad. Ellos no comprende, ellos no toleran. Ellos son así.”

“Felicidá, ¿eres tú?”
“Sí che, he llegado, aquí me ves en el esplendor esperando en el portal.”
“¡Entra tía, entra!”
“Ay pero que de aquí se goza más, puedo verte y disfrutar del sol … mira qué rico se siente.”
“Qué locura.”
“¿A caso te incomoda? ¿A caso te asusta?”
“Querida, entra y toma asiento. Escucha.”
“Te escucho tío.”
“Eres genial, eres linda. Eres belleza. ¡Qué mujer! ¡Qué hermosura!”
“Claro che, si soy mujer.”
“Qué sonrisa tan maga.”
“Reflejo de ti.”
“Estoy más cuerda que nunca.
“Siempre lo he sabido y por eso te he amado desde el principio.”
“Entonces, querida, ¿no entras? Ven aquí y toma asiento.”
“Te he dicho que aquí estoy tan agusto, tan comoda.”
“Te entiendo y te acepto.”
“Jamás lo he dudado.”
“Eres genial.”
“Lo sé.”


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