Quiero algo, aunque me haga daño. Entre los escombros de mi ahora-derrocada felicidat no longro encontrar nada que me satisfaga mas que aquellos recuerdos que nacen de la ceniza que en vez de calor aloja frialdat. No es por ser negativo. No es cínismo decir que en ellos, en estos escombros encuentro frialdat en lugar de calor. Es una simple observación. Cínico, aquel que renuncia a la humanidat; quizá. No me atrevo a usar tal palabra … me lastima el intelecto. ¿Quién soy yo para? No. Es algo extraño como todos vemos la vida; tantas formas que me hacen creer que la realidat no existe, que es una ficción como aquella de … no, no seré aquella persona que trae buenas noticias. No seré el mensajero de la verdat-a-ser. Mejor callar. Gran Inquisidor, quémame. Oh deja que el fuego me consuma y quizá así muera la verdat y con ella toda posibilidat de ocasionar tristeza a la humanidat.
Dejando la filosofía atrás porque no soy mucho de creer en verdades y mucho menos en la Verdat. Oh Verdat mítica. ¿A cuántos has hecho perder la cordura?
No creo en lo que siento, en lo empírico. Mis sentidos me engañan. Veo belleza en donde no hay. ¿Sólo yo?
No confio en mi intelecto porque se basa todo sobre mis experiencias, ¿y ella en qué? en los sentidos. Oh, ¿en qué creer?
Por favor no sigáis consejo alguno que venga de mis labios y si vais a tomar algo de lo que digo en serio, entonces seguid sólo esta petición: vivid la vida. vividla.
Me irritan las personas que tienen como filosofía el vivir la vida a todo pulmón ya que, según ellas, ignorantes-creyéndose-conocedores-de-los-puntos-finos-de-la-existencia-humana, esta es la única vida que tenemos. Y me río de ellos, ellos que tienen conocimiento de la realidat. Qué maravilla, qué regalo divino. ¡Sois los elegidos!
Basta de filosofía, ya no puedo más. Soy un ser humano … sufro al igual que todos los demás – unos más que otros. ¿A caso los pobres son más humanos? Sus preocupaciones son más humanas. Ah tremenda admiración por aquellos seres. Todavía hay esperanza. Todavía hay … mucho por vivir.
He venido a este mundo para perder mi tiempo en la batalla efímera. En cuanto he entrado al mundo, la sociedat me ha robado mi humanidat. No, él no es un ser humano, se dice y prefiere clasificarme de su forma: nacionalidat; color; sexo; peso, etc. Y crezco y batallo contra esta Sociedat que decide clasificarme de esto y lo otro.
Es una triste historia. ¿Y la negatividat? Ella brota del hecho de que batallar contra la Sociedat recibe esta etiqueta. Y qué. Me da todo lo mismo. Y aunque me derroque la Sociedat y todos sus soldatos, ejercitos de positivismo; ellos y yo tendremos el mismo final. Llamadle a esto negatividat. Llamadle lo que gustéis. Por mi parte vivo la vida – quiera o no. Oh vida!