un reporte más

Siento un deseo de desartar mi mente, de dejarla escapar de mi cráneo – pasar de lo metafísico a lo físico. ¿Pero es que los pensamientos son físicos? ¿A caso tienen señas de lo físico? No sé. Entonces es una locura. Perdón.

Hoy me he puesto a caminar por aquel lugar que frecuento con frecuencia (así es F.F.); el lugar de mi estancia. Y me he sentado en una banca y he respirado el momento, mi presente. Hay tanta calma, tanta simpleza. Jamás había sido mi vida tan simple. No tengo que pensar en cosas complicadas; la filofosfía, la he botado al olvido. Por mi cabeza no ha pasado ningún pensamiento filosófico. ¡Libertad!

Y no ha bastado caminar sobre la hierba multiples veces, no. A consecuencia de mi inquietud, toca la ocasión de que me quito las calcetas y empiezo a caminar sobre la hierba, sobre la tierra. Y me causa risa toda esta sensación rara e intensa.

Y la felicidad, la novedad termina al instante: en mi pie siento el ardor que aporta una astilla – la cual se entierra en aquella carne dócil y tierna. Mas no hubo sangre, sólo un ardor. Y me siento y después de varios intentos, libero mi pie de aquel intruso.

Me siento como uno de esos reporteros, de esos que van a lugares llenos de conflictos, de guerras. Y describo todo suceso. Sólo que la guerra se ha marchado. Lo único que ha quedado es un silencio … una simpleza. Soy afortunado que no tenga que reportar sobre atrocidades. Las barbaridades aquí se han callado y por eso vivimos tan desconectados de la realidad. El hambre, la pobreza y todo aquello que aflige al hombre, para nosotros son cuentos míticos. Y es por ello que yo creo mi propio cuento … batallo mis dragones y dinosaurios. Consumo uno que otro colín y bebo mi té en la calma de mi habitación.


Posted

in

by

Tags: