el mito de sísifo

¿Cuál es el propósito de una biografía? o en en este caso, ¿de una autobiografía? Tal vez es de dar una reseña de los eventos que han marcado al individuo, al autor de la biografía. Tal vez el propósito es de dar una idea hacia donde va el autor. Quizá la biografía debe de tomar el pasado y sacar conclusiones sobre el futuro.

La vida de cada ser humano está repleta de experiencias y qué mejor manera de aprender de ellas que através de la reflexión. Si no se da uno un poco de tiempo para reflexionar, corre uno el riesgo de no cosechar de las experiencias todo lo que potencialmente se puede cosechar. Así que es bueno, cada cuando darse el tiempo necesario para analizar los eventos y sacar conclusiones.

En mi caso, después de ciertos periodos me detengo y me pongo a pensar en todo lo que he vivido. Busco conexiones – intento entender todo lo que ha pasado en mi vida. Es frustrante y a la vez interesante; siempre aprendo algo nuevo sobre mí y esto es lo importante.

Podría hablar de cuando era pequeño, contar sobre la historia del inmigrante porque esta es la historia de mi familia – una gente que ha inmigrado a un país sólo para emigrar de él en un futuro cercano (¿Qué no es ésta la naturaleza del ser humano, históricamente hablando?). Creo que esta calidad crea el sentido de no pertenecer. También produce en el ser humano el deseo de no querer ser clafisicado porque al serlo, el ser humano pertenece a algo y esto va contra su naturaleza, la naturaleza del ser humano que siempre está en movimiento.

Soy un free spirit – una alma libre. No es lo mismo que un hippie. Es diferente. Soy un nomada, de menos mi esencia es aquella del nomada. Mi ser ansiosamente desea traversar océanos de desierto, donde no se pueda diferenciar entre una masiva colina de arena y la próxima. Deseo regresar a aquel mundo donde jamás se escapa del conciente el simple hecho de que soy insignificante. Es imposible porque algo gigantesco e infinito te rodea. Algo que no puedes lograr entender; te consume.

Nací en México mas no conozco este país. Tampoco tengo ganas de regresar a el. No es mi país. Fortuna coincidió en que este lugar fuese lugar de mi nacimiento. Fortuna eligió que me mudase a un lugar lejano. A algunas personas les molesta que diga “No, no soy mexicano”. ¡Pero si naciste allá! Aun así, no lo soy. Ser mexicano, o cualquier otra nacionalidad, requiere de ciertas cosas, en especial vivir en el país. Lingüísticamente soy mexicano pero el castellano no es idioma indigena a México. México es una combinación de culturas, de gentes, de ideas, de modernidad y antigüedad. Es un país mestizo, de menos oficialmente lo es aunque 30% de la gente no lo sea. México es un país católico, México sempre fidele. Claro, pero esta religión oriental tampoco es indigena a este país. Claro, la religión cátolica tiene ese peculiar aspecto de asimilar aspectos de las religiones locales, indigenas. Aquella religión monoteísta bajo este manto esconde una religión politea. Está repleta de santos, semi-dioses a los cuales se les reza. La religión está compuesta de una jerarquia de dioses y en el zénit hay un dios compuesto de tres partes.

Crecí en una familia donde yo elegí mi destino. Con sólo pensar en la libertad que tuve, me quedo en silencio. Tanta libertad para un niñoc- ¡qué hacer con ella! Nadie se preocupó por asegúrarse de que aprendiese castellano, de que lo supiesta hablar tanto como escribir. Yo elegí esto. Si no lo hubiese hecho, tal vez hablase un idioma mutilado, infestado por palabras anglosajonas; spanglish. Es horrible pensarlo.

No entiendo la obsesión con etiquetarse. Simplemente quiero ser yo. Es difícil ser yo, aún más ser yo con un veliz de etiquetas.

Tal vez esta biografía no dé mucha información; nada concreto. Pero lo que sída es una pequeña vista mi forma de pensar.

Intelectualmente he evolucionado a tal grado que prefiero no volver a darme etiquetas. Podría decir que soy vegetariano, socialista y todo lo demás. Soy estas cosas y más pero no son importantes; no tienen importancia alguna. No formo amistades basadas en estas cosas; las formo porque la persona me agrada, cual sea el motivo.

Quizá cabe decir que soy un free spirit en un mundo que etiqueta para controlar y entender un mundo caotico y veloz.