historia y aspiraciones

Tengo una lista de todas aquellas cosas que debo de hacer. Sólo falta agregar el deseo a todo ello; tan sólo. Es cuestión de dedicarme a ello, las ganas vendrán después.

La historia es un tema interesante, aunque sería correcto decir historias porque ‘Historia’ no existe en sí; la humanidad ha sido progenitora de una multitud de historias; ellas forman un mosaico.

Durante nuestra educación, aprendemos la historia humana, según nos dicen. Y crecemos de tal forma que pocos, lamentablemente, aprendemos a criticar y questionar la autoridad. Somos seres patéticos, el ganado, con mentalidad de esclavo. Pocos tienen mentalidad de amo.

Dicen por ahí que la moralidad es la conciencia del ganado en el individuo. En todas esas historias de la humanidad, nos dicen eternamente: las partes son inferiores a la suma. E.g., el estado es superior al individuo; es patriotico sacrificarse por él.

Mas no existe una sóla Historia de la humanidad; de nuevo: sólo existen historias. E.g., historia romana, historia francesa, etc. Y no es la historia humana la cual pretenden enseñarnos, es la historia del poder; cuentos de lo que hacen los hombres primero por conseguirle, después por mantenerle.

Y, ¿no es verdad? Los cuentos en los libros de historias sólo son sobre el poder. Son depositarios de las victimas, aquellas personas que deben morir para facilitar la adquisición del poder. Victimas y a la vez, instrumentos. E instantáneamente individuos, seres complejos y únicos son reducidos a estadísticas. 20 millones murieron durante la dictadura de Stalin, e.g., aunque llamar a un despota dictador es denegrar aquella posición fantástica y noble particular a la condición romana; dictador era aquel hombre que en tiempos de dureza elegían los romanos y elevaban a posición de magistrado supremo con poderes extraordinarios. Al terminar su rôle, renunciaba el poder y el Senado retomaba las riendas de la República.

La tendencia humana es de ver el pasado como la época dorada. El último párrafo lo demuestra. Es algo intrinsicamente humano la veneración del ayer. La oligarquía romana, i.e., el estado, debería de recibir la condemnación de todo aquel que se considere un ser democrático que cree en aquella fantástica trinidad gálica: Liberté, égalité, fraternité.

Mas, si con mucha dificultad recordamos lo que hicimos el día anterior, ¿cómo vamos a recordar el pasado? Aunque al decir esto, supongo que quizá dé a entender aquel irritante dicho: aquellos que no aprenden de la historia están condenados a repetirla. La historia jamás se repite; quizá algo similar ocurrirá en el futuro, mas, jamás igual. Un evento es un resultado de dos factores: tiempo y lugar. Éstos jamás se repiten.

Oh. Tan sólo un poco de honestidad.

Las aspiraciones del hombre son las de su sociedad; y la realidad de éste se predicó tiempo atrás cuando Aristótoles dijo que el hombre era un ser político. Amén.

Mi aspiración es hablar sobre la honestidad, la falta de honestidad. Y me pregunto, ¿de dónde viene tal aspiración?


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