Es con nostalgia que recuerdo mis estancia en St. John’s y en Santa Fe. Recuerdo el iridiscente marrón de sus edificios, el fresco del atardecer veranal. También, la dulce lluvia intoxicada de calor y odorífera de lavanda mitigada por el incomparable olor de la tierra humeda. Y todo esto bajo el manto de un sol brillante y esplendoroso.
Facio liberos ex liberis libris libraque