veinte-y-un y en adelante

¿A qué edad aprendes a ser feliz? a no pensar en morir – tomar la vida en tus propias manos sólo para darle un fin. Es una prisión de paredes blancas y estériles penetradas por luz; creo haber muerto — estoy en el infierno del aburrimiento e insipidez.

Cada día, la vida se vuelve más complicada; la solución siempre es la misma.

Voy a construir una nave: una barca con una sóla vela de velamen. Entonces escaperé de la luna. Al mirar hacia afuera siento la tierra que abarca esta isla: plácida; concava; cercana. Quizá me pierda en un mar gris — aún más que éste.

Es bonito pensar: al subir al precipicio entonces un valle iridiscente se extenderá bajo de mi vista.


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